Cuando lo único que nos queda es la fe...
Una familia estaba pasando por una crisis; era tarde ya y
todavía no habían echado un bocado de comida en su estómago. Llevaban todo el
día sin comer. Cuando llega la tarde, el hijo menor le dice al padre;
"¿papá, qué cenaremos hoy?- el padre le responde: "mi niño, no lo sé
aún, pero sé que Dios suplirá una rica cena; ve con tu hermana, lávense las
manos y pongan la mesa"- pero papá (responde el niño) ¿como vamos a poner
la mesa, si ni siquiera tenemos comida?- el papá responde: "hijo; Dios
cuida de nosotros, pero muchas veces lo único que nos queda es la fe..."
¿Qué hubiera pasado si Dios no hubiese suplido la necesidad? ¿Se decepcionarían? Hay momentos en la vida en los que deseamos tener algo con
todo nuestro corazón pero que no depende de nosotros, es solamente mediante la
fe que podemos alcanzarlo. Todos pasamos por situaciones donde llega el momento
en el que no podemos hacer nada, en donde nos quedamos de brazos cruzados ¿que
difícil es verdad? Cumplimos con todo lo establecido, tratamos de ser fieles en
todo, obedecer sus preceptos y caminar en su voluntad... ¡pero algo nos falta!
Todos tenemos en nuestro corazón un pequeño trono llamado
"autosuficiencia", ahí está el problema...
Queremos que Dios nos bendiga pensando en que su bendición
depende de lo que nosotros podemos hacer. Es necesario muchas veces la escasez
para entender que Dios es más grande y perfecto que nosotros, y que el
cumplimiento de sus promesas no depende de manos humanas, depende de su
fidelidad, amor y misericordia para con nosotros. Dios no puede bendecir a un
corazón altivo, un corazón que si es bendecido se jactará de lo que tiene a la
mano y lo que pudo hacer con ello para conseguir su bendición. ¡Dios quieres
manos vacías en donde él pueda llenar con toda bendición!
Demos gracias a Dios cuando nuestras manos se encuentren
vacías... ¡mayor será la bendición y la provisión! Dios es fiel y lo único que
quiere es que reconozcamos que le necesitamos! Cuando todo se va, la fe es lo
único que nos queda y si nos queda la fe...
¡TENEMOS A DIOS!