En estos últimos días, he estado meditando
mucho acerca del corazón. Recuerdo cuando era niña, cuando me regañaban o
cuando me hacían sentir mal, experimentaba una sensación; como si algo en mi
interior se desgarraba; como si alguna herida por dentro se abría atravesando
todo mi pecho. Era una sensación horrible y nunca me gustaba sentirlo.
Con el tiempo entendí que esas heridas quedan
en el alma y nuestra reacción humana a todo ese dolor, rechazo y menosprecio
producen una capa protectora en nuestro corazón que nos hace ser
"aparentemente" fuertes e insensibles. Los cuales Dios llama
corazones endurecidos. Yo les llamo corazones de papel.
¿Corazones de papel? ¡Si! ¿Has intentado estrujar
un papel hasta volverlo una bolita y luego intentar restaurarlo a su modo
inicial? ¡Ni planchándose lo lograrías! Porque la estrujada deja una marcas
permanentes en él. Nuestro corazón es el regalo más preciado que nos ha dado: ¡¡¡ES NUESTRA PROPIA VIDA!!!
Las circunstancias pueden hacer de nuestro
corazón un ejemplo a relieve de ese papel arrugado. Un corazón arrugado es
insensible, frío; está muerto ¿pero sabes algo? Nuestro corazón nunca
fue así siempre; quizás fue una mala experiencia, quizás una persona.... ¡¡¡pero
no importa la causa!!! Tenemos seguridad cuando ponemos nuestro corazón en las
manos correctas: ¡el que nos creó, el que nos diseñó!
Pero somos tercos y pensamos que podemos
confiar en nuestro propio corazón ¡Qué novatada! Dios mismo dijo:"
engañoso es el corazón más que todas las cosas.." ¡tu corazón nunca será tu
mejor guía! Pero queremos hacer lo que pensamos que mejor nos conviene. Mi
consejo: ¡¡¡GUARDA TU CORAZÓN!!!
Guardarlo significa protegerlo, valorarlo, ¡vela
por él con todas tus fuerzas! De un corazón guiado por Dios fluirá vida, ¡hablará lo que Dios habla! El mundo quiere destruirlo. De la misma manera en
que un cachorro bebé esta indefenso en la orilla de una carretera, así mismo
estamos expuestos si nuestro corazón ¡es alejado de Dios! Vamos a apegarnos a
la fuente de vida: ¡¡¡¡DIOS!!!!