Tuesday, February 21, 2017


Naranjas en el Océano…

En un viaje por el océano, una señora se puso tan enferma por el mareo que el médico le dijo que solamente el comer muchas naranjas podría restablecerla. La señora, en su debilidad dijo: Doctor no se apure, mi padre celestial me las enviará. Yo voy a pedírselo ahora”. Pero, querida señora –contestó él- “no olvidéis que nos encontramos en medio del océano”. No importa amigo mío”- replicó ella. Unas horas más tarde, el mismo doctor entraba corriendo hasta la enferma, para poner a los pies de su cama un cesto colmado de naranjas. Como pudo, nervioso y maravillado, explicó su procedencia. “Señora, un buque averiado… había un cargamento de naranjas en el buque”... No doctor- gritó ella- ¡Un milagro de mi Padre celestial!

Lo interesante de esta historia, no es que Dios haya provisto a la oración de la enferma. Dios premió la fe de esta mujer. Véase, que en ninguna parte de la historia, la dama duda acerca de la fidelidad de Dios, al contrario, ella exclama Dios me va a resolver, deja notificarle mi necesidad. No importando donde se encontraba, ella sabía que Dios de alguna manera iba a proveer. ¿Cuántas veces nos encontramos en medio del océano, donde parece no haber salida alguna a nuestra necesidad?... aquí estriba donde está cimentada nuestra fe. ¿Nos dejamos influenciar por la necesidad y recurrimos al desespero, o le damos una llamada a aquel que todo lo puede?

La palabra dice: “... mi Dios pues, suplirá todo lo que nos falta”… en ningún momento dice; “suplirá nuestros caprichos, suplirá nuestros gustos, nos dará mucho dinero, nos dará grandes riquezas… NO” El suplirá lo que necesitemos, lo que nos haga falta… no es lo mismo un gusto a una necesidad, un antojo a una privación de algo esencial. En eso estriba la voluntad de Dios. El sabe que tenemos necesidad, desde mucho antes de nosotros decirle, pero como Padre, ten la confianza de abrirle tu corazón y dejarle saber lo que necesitas. El sabe lo que nos conviene, y sabe el momento en el que lo necesitamos. Nuestra fidelidad hablará de la grandeza de Dios… nuestra fe será el testimonio vivo de que Dios es real en la vida de otros.

Probablemente, el doctor se burló de ella… cómo diantre Dios haría que aparecieran de la nada naranjas. ¿Acaso bajarían del cielo? Podría ser; Dios puede hacerlo. Pero su provisión va más allá de lo que nuestros ojos necesitan ver. Muchas veces no necesitamos milagros portentosos con mucho relámpago y luz, simplemente ver su cuidado es suficiente. Cuenta las veces en que no teniendo nada, aparece un familiar, amigo o vecino, o simplemente alguna persona supliendo tu necesidad. ¿Verdad que lo has vivido? Mi Dios es un Dios personal… y te suple las necesidades a nivel personal…. Nuestro milagro será la evidencia de lo real que es él en nuestras vidas… y que para los que lo buscan, NUNCA tendrán falta de ningún bien…


Ahora, te encuentras en el océano, necesitas naranjas, no hay manera alguna de conseguirlas…. Cuál sería tu reacción? ¿Prefieres morir o llamas a tu Padre a consultarle lo que necesitas? Tú eliges. Nuestra confianza está en Él y no en los hombres; aunque Dios usa personas, o empresas, o empleadores para bendecir nuestras vidas, no debemos olvidar que la fuente de provisión está en Dios, y que en la bodega celestial está reservado todo lo que nos falte

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